En muchos sentidos, un escritor existe por sus lectores; éstos le insuflan vida. Y no solo porque con su lectura fiel animan las palabras hechas papel, sino porque también influyen para que pueda sobrevivir en este mundo material haciendo lo que mejor sabe hacer, escribir.
Quisiera comenzar por expresarle a cada uno de ustedes, mis lectores, mi más profundo agradecimiento por su tiempo y dedicación; porque con el solo hecho de leerme, compartir mis textos y comentarlos, me llenan de esa energía vital que, como un alimento para el espíritu creativo, me es indispensable para continuar mi recorrido por la senda del escritor. No obstante, y a pesar de que encuentro difícil escribir estas palabras, quisiera compartirles una reflexión sincera.
En muchos sentidos, los lectores hacen al escritor. Es difícil que éste pueda existir, o al menos justificar su razón de ser, si no tiene por lo menos a alguien que lo lea; es el lector, pues, quien le da vida. Sin embargo, es un hecho histórico conocido que la inmensa mayoría de los escritores se enfrentan a una realidad que ha traspasado culturas y épocas: la falta de una remuneración justa por su labor; e incluso, en la mayoría de los casos, la carencia total de una retribución económica que reconozca el esfuerzo de su trabajo. Ya sea por falta de valoración a los escritores, a su labor, o sea porque no existen los recursos para tratarlos con el respeto que se merecen, esta lamentable situación impide que subsistan de manera digna.
Sobran los ejemplos de escritores a lo largo del mundo que, a pesar de su talento y virtudes, e incluso sin importar sus aportes al conocimiento, al arte o a la cultura, mueren en la más absoluta pobreza, o de aquellos que abandonan su labor porque a través de ella no encuentran cómo sobrevivir. Estoy convencida de que escribir es un servicio social, empero, también es cierto que la realidad exige encontrar formas de subsistencia en un mundo cada vez más complejo y caro. En lo personal, sepan que de ninguna manera condicionaré mi compromiso con la escritura ni con ustedes por una cuestión económica. Sin embargo, si pueden comprender el sentido de mis palabras y si acaso consideran valiosa mi aportación, les pido que por favor consideren también el apoyarme con su donativo. Cualquier contribución en este sentido, será de gran ayuda para mí. De antemano, se los agradezco de todo corazón. Asimismo, manifiesto mi más profunda gratitud a todos los que desde un principio me han retribuido en este plano.
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